Contemplo con orgullo el metro y treinta y tres centímetros de longitud de Irina (7) en su camita.
Yo: Te estás haciendo grande, Irina. Pensar
que eras un bebé y yo te llevaba en mis brazos.
Irina: Sí, sí, lo que tú digas.
Esas locas bajitas, esas criaturas tibias, risueñas, la única obra maestra que me salió y que me va a salir.