Irina (6) me abraza con ternura. Le canto un tango bajito, al oído.
Yo: No te olvides de mí, de tu Gricel,
me dijiste al besar el Cristo aquel,
y hoy que vivo enloquecido
porque no te olvidé
ni te acuerdas de mí,
Gricel,
Gricel.
Me abraza fuerte, muy fuerte.
Irina: Me has hecho llorar.
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