Lo más gracioso es
cuando mi vieja quiere llamar a alguien y pifia los números y se enoja con el
que lo atiende porque no es la persona con la que quería hablar. ¿Qué hace
usted ahí? No, señor, ¡este es otro teléfono! No, no es Tucumán, ¡yo estoy
llamando a La Pampa! Y les corta, indignada.
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